Así viven la cuarentena varias amigas en diferentes lugares del mundo
Se desvaneció el domingo. Otro domingo. El desierto es la constante. Hasta mi musa se tomó un día de descanso. Desapareció. Yo me inyecté música por las venas. Me alimenté de letras durante los tres momentos más importantes del día. Repasé lienzos de artistas famosos y desconocidos. Hasta me boté en la lírica, en el fútbol, en las tiras cómicas buscando algo de historia. Pero mi mente ahí, en silencio. Peor aún, con sonidos destemplados. Como las cuerdas del guitarrista del lado . Como los versos del poeta callejero. Como los aplausos silenciosos. Ese forastero asesino se está robando la energía. Mira la tele, me recomiendan en el chat. Corre, salta, dicen otros. Colórate los cabellos. Eso hago. Habla contigo misma, abrázate, dicen los terapistas. Ya escribí todo en la lista, en la lista de pendientes. Lo haré. Lo juro. Ahora quiero quitarme este velo que no me permite avanzar. Desenredar la madeja de lana para tejer un nuevo comienzo. El reloj no me da confianza. Él continúa su camino sin inmutarse. Sin mirar sus huellas caminadas. Voy a seguir su ejemplo. Voy a tomar de nuevo la ruta sin mirar atrás. Seguro mi musa estará refundida en el futuro cercano.
Lina Arango
Abogada
Barcelona, España
Confinamiento entre dos mundos
Nunca como ahora ha sido tan evidente que la vida es incierta, que no sabemos qué nos depara el mañana y que no siempre es tan fácil ver el futuro con optimismo. Pero si algo ha marcado esta experiencia para mí, ha sido vivirla en dos tiempos simultáneamente. Vivo en España desde hace 3 años, soy española desde hace 8 meses, y cómo siempre lo he dicho en Twitter ha sido un camino muy bonito hasta llegar a obtener la nacionalidad, pero con ella también llegó un sentimiento que nunca había experimentado y es el dolor de tener dos patrias.
Cuando la pandemia estalló en nuestras caras el 14 de marzo y nos ordenaron a los españoles quedarnos encerrarnos en nuestros domicilios, todos pensamos que sería por muy poco tiempo, un par de semanas y ya está - decíamos - sin embargo, 3 meses después seguimos estando encerrados aunque ya en lo que en España han llamado la desescalada, que no es otra cosa q volver a salir pero despacio y con miedo. Estos meses han sido de mucha tristeza y dolor, por lo que estaba ocurriendo en España, con gente cercana y en general, donde hemos tenido casi 30 mil fallecidos por Coronavirus, cientos de miles de personas enfermas - yo entre ellas, aunque aún sin confirmar - personas que se han quedado sin trabajo o han tenido que cerrar sus empresas, otros; como es el caso de mi familia que hemos visto reducidos nuestros ingresos económicos. Así pues, han sido meses de zozobra, desconcierto y sin embargo, momentos familiares entrañables que nunca vamos a olvidar, vaya dicotomía. Pero para volver a lo que quería transmitirles, cuando ya por fin empezamos a ver un poco la luz al final del túnel de este lado del charco, resulta que en mi Colombia natal la situación comienza a complicarse por lo que este carrusel de emociones vuelve a arrancar, sobre todo porque allí se encuentran las personas que quiero y que pueden ser más vulnerables a esta situación.
Un punto en particular me ha inquietado, he tenido la sensación de que mis vivencias han estado muy presentes en mucha gente que me rodea, por lo que mientras aquí la situación va poco a poco tranquilizándose y retomamos nuestras vidas, en los lugares donde la situación aún es crítica tengo la percepción de que hay una relajación en cuanto a ver el peligro cerca. Ya nos lo han dicho por activa y por pasiva este COVID-19, coronavirus o como quiera que se lo queramos llamar a este Virus inmundo, llegó para quedarse, para cambiar nuestras costumbres, para dejarnos mucho dolor y sentimientos encontrados, replantear nuestras vida y metas, poner en evidencia la fragilidad de nuestras vidas, nuestro sistema económico.
Creo que la idea de este escrito era llegar a alguna conclusión esperanzadora, sin embargo y mientras estemos todavía en la cresta de la ola, es muy difícil ver con perspectiva como acabará esta historia. La única enseñanza del confinamiento que tengo clara es que la debemos tratar de ser felices día a día con lo que hay, porque mañana todo puede cambiar.Y cómo dijo @Ana_trina tratar de disfrutar este eterno y tedioso Martes...
París, Francia
Aunque los días parecían todos iguales y a veces sentía aburrimiento o frustración por no poder salir, trabajar, ver a mis amigos o simplemente sentarme en un parque a tomar un poquito de sol, en general la cuarentena fue un tiempo tranquilo para mí. Cuando me sentía desesperad o asustada, trataba siempre de recordarme a mí misma que mi situación, aunque atípica, era mucho mejor que la de muchas otras personas en estas circunstancias, y que debía ser agradecida por eso. La cuarentena trajo algo positivo para mi familia: aunque siempre nos manteníamos en contacto por Whatsapp, al estar tan desocupados nos pusimos a hablar por videollamada todos los días a la misma hora, y ha sido una maravilla. Nos sentimos más cerca que antes.
Luisa Arango
Periodista
Darwin, Australia
Vivo en Darwin, una ciudad pequeña y remota en Australia. Aquí, como en el resto del país, se ha logrado "aplanar la curva" con éxito y no se ha registrado ningún caso de COVID-19 en 52 días. Debo decir que este resultado se debe a la acción rápida de las autoridades, pero sobre todo, a la cultura ciudadana.
Estuvimos en cuarentena en Marzo y Abril y la gente sencillamente obedeció las reglas. Nadie quería que aquí pasara lo mismo que pasó en Italia o España así que todo el mundo se encerró en casa y todos los establecimientos públicos cerraron, excepto los supermercados, farmacias y estaciones de gasolina. Como consecuencia, mucha gente perdió su empleo, pero el gobierno australiano rápidamente en encargó de brindar la ayuda financiera necesaria a todos los afectados, dándoles un salario mínimo quincenal que cubre las necesidades básicas. Eso claramente ayudo a mantener el orden público y a que la cuarentena funcionara.
Actualmente, cada estado avanza en etapas a diferentes velocidades, según su situación de salud pública y las condiciones locales. En Darwin, el comercio ha reabierto, incluyendo centros comerciales, restaurantes y bares. Lo único que permanece cerrado son las fronteras con el resto del país así que no tenemos visitantes ni turistas, pero gozamos de una vida casi normal y de mucha libertad en comparación con otros lugares del mundo. En realidad, soy muy afortunada al vivir acá, pero como dicen por ahí, no hay felicidad completa, pues mi familia vive en Colombia y he seguido las noticias atentamente y es muy triste ver que tanto el gobierno como la ciudadanía siguen tomando decisiones muy desacertas.
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Laura Pereyra
Periodista
Río Cuarto, Argentina
Mi experiencia en esta cuarentena ha sido visceral, hacia dentro, no sólo estuve recluida en casa 90 días, sino que allí redescubrí el habitar con los otros con quienes compartís 24 horas, el olor a pan casero inundó mis mañanas de trabajo en la radio, desde mi escritorio mesa, mientras mi hija de repente se levantaba conmigo a las 6.30 hs. y aprovechaba de abrazos y besos, mientras yo tecleaba y me desdoblaba como madre y periodista.
Transité el despegue del colecho, necesité de una doble cuarentena para lograr que el proceso de ir a la cama de mi hija fuera amoroso y sin llantos. Y me encontré conmigo, con todos esos sueños no escuchados por tanto tiempo, con las postergaciones, con las llamadas de atención que la Laura interna me hacía desde hace tiempo, porque la vida era demasiado ajetreada y era más fácil subirse a las demandas ajenas que prestarme cabal atención. Sólo tengo gratitud por esta cuarentena, porque en este despojo y desparramo que ha generado yo volví a mirarme en mi absoluta desnudez y fue bello reencontrarme.
Laura Pereyra / Periodista / Río Cuarto, Argentina / @yolamasgorda
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Anita Salazar
Diseñadora
Metepec, México
@isabella_sabs_emp
La
cuarentena nos aísla de un modo… pero nos acerca de otro…
Contábamos con las vacaciones de Semana Santa en donde por fin haríamos un descanso familiar, sin pensar que el "descanso" se nos extendería tanto. Han pasado 3 meses desde que comenzó la contingencia, con incertidumbre como pequeños empresarios y emprendedores, boutique cerrada y ventas escasas. Tal vez la situación económica aún no mejora y también tiene su lado positivo al hacer que compremos y desperdiciemos menos.
En cuestión de salud seguimos con los cuidados pertinentes y es una valiosa ayuda vivir en un poblado con pocos habitantes y algo alejado de grandes ciudades. Al estar en medio de dos ambientes vemos la gran realidad que reina en el país; por un lado en el sector rural y marginado la gran mayoría sale a trabajar, muchos sin las medidas de sanidad y con la esperanza de regresar sanos a casa; por otro lado vemos el sector comercial y los fraccionamientos de clase media a alta, que parecen desiertos y solo pocos de los comercios permitidos abren sus puertas, en donde la gran mayoría de habitantes pueden bien hacer trabajo desde casa o cuentan con algún ingreso para sobrepasar la tan nombrada crisis.
Por mi parte la creatividad y la energía están en modo ahorro de energía… enfocada más al trabajo interno, meditación y auto aceptación con amor. Me di cuenta que tal vez eso me ayudó a no ser presa de la ansiedad, depresión o estrés. Como familia considero que no tenemos grandes conflictos, disfrutamos reunirnos a la mesa, los tiempos de películas y juego (y vaya que con 2 adolescentes y un adulto joven eso dirían que es de complique)
Creo que mi conclusión sería: adaptación, cada país, casa, persona, situación e historia es única. La contingencia terminará para cada quien cuando ya no tenga los medios para vivir y proveer a su familia porque no todos tenemos la misma situación, seguirnos apoyando. Todos con los debidos cuidados obviamente, prioritario tener o un ahorro o un seguro médico por si se ocupa. Gente negativa, imprudente e ignorante ha habido y habrá y seguirá así, no nos podemos desgastar con eso. Cuidemos a los nuestros de la mejor manera y a seguirle como decía mi papá… arriba y adelante.
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