(**) Muchas
mujeres, hombres también, pasamos parte de nuestras vidas buscando al príncipe
azul. Un hombre que cumpla a cabalidad cada una de nuestras exigencias físicas,
emocionales, financieras y sexuales, por supuesto.
Y si bien es cierto que muchos de ellos, buscan
“reinitas”, nosotros no nos quedamos atrás y soñamos –por lo menos- que el
nuestro sea algún primo hermano de Brad (Pitt), Ryan (Gosling) o George (Clooney), algo sencillo. Hagan
memoria.
Les hablo con la “autoridad” que me otorgan los
quince felices años de matrimonio que ya tenemos con mi esposo, pero debo
decirles que por poco, casi me pasa lo mismo. Porque el Príncipe azul que
buscaba llegó, solo que en ese momento pensaba que sí, que era azul, pero no
del azul que yo esperaba, que no era exactamente como el que yo había soñado y
casi, casi, lo dejo pasar. Pero ahí estaba y era ¡perfecto!, era para mí.
Hay que admitir que todos solemos ser bastante complicados
con este tema. Yo recuerdo que amaba (y lo sigo haciendo), la forma tan bonita
en que él me miraba (y me sigue mirando), y lo orgulloso que se le notaba al
presentarme como su novia, y aunque yo era feliz con eso, que mi novio en esa
época, no fuera el doble de Brad Pitt me hacía tener dudas sobre si sería él,
el ideal para construir un proyecto de vida juntos. Bueno, yo tenía 28 años,
tal vez pensaba que yo sí era la doble de Angelina Jolie y por eso estaba tan
exigente.
Sin embargo, el corazón pudo más y me di la
oportunidad de ver qué podíamos hacer, y en ese camino llevamos 15 felices años
juntos, y esa felicidad, incluye momentos complicados, como todos los que
vivimos los seres humanos.
Les cuento todo esto, porque a veces veo a
muchas amigas y a muchos amigos también, quejarse de los hombres que los
pretenden y si bien debo decir que no todos son los ideales… también debo decir
que muchos han sido buenos hombres que por no cumplir, “a cabalidad”, con los
requerimientos principescos que tiene mis amig@s, los dejan pasar. Como les
digo, muchos de ellos, buenos hombres.
Por eso, cada vez que los escucho lamentarse de
los hombres que se les acercan, siempre pienso que de pronto sí le llegó el Príncipe
azul, solo que no llegó en el azul que esperaban y entonces, los dejan pasar.
A mi generación la criaron así. Esperando una
pareja imaginaria perfecta, como si la perfección fuera igual para todos los
seres humanos.
Por supuesto, nunca está de más producirse y lucir siempre linda con la ropa adecuada, el príncipe del azul que sea, puede estar a la vuelta de la esquina
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