¿Qué es lo que ven en el espejo?
¡Hola a todos!
Desde hace varias meses colaboro como columnista de la revista Nueva, que circula con algunos de los diarios regionales más importantes de Colombia. Este es un honor que me hace su directora, Alexandra Pumarejo.
¿Qué es lo
que ven en el espejo?
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Voy a empezar a compartir, después de publicada la columna, para las que viven en ciudades donde la revista no circula. A continuación, la del sábado pasado (noviembre 7 de 2015).
Publicada en la revista Nueva - Sábado 7 de noviembre
A lo largo de estos años, he
recibido muchos correos y he hablado con muchas mujeres, y siempre hay una
pregunta recurrente, ¿en qué momento empecé a aceptarme como soy, es decir,
gorda?
Al comienzo me sorprendía la
pregunta y me cuestionaba sobre cuál sería la respuesta correcta para dar,
porque resulta que yo nunca me “autorechacé”, ni pelié con mi cuerpo. No hasta
ahora. Por supuesto, a medida que me encontraba con más mujeres que me hacían
la dichosa pregunta, más me cuestionaba y trataba de buscar ese momento en mi
memoria o corazón. Hasta que descubrí que no debía buscar más, porque no lo iba
a encontrar una respuesta por una sencilla razón, no lo hubo.
Muchas de estas mujeres con las
que he hablado, me confiesan que no les gusta lo que ven en el espejo, porque
lo que ven es una mujer gorda, por lo tanto -piensan ellas-, es una mujer fea.
Y eso me puso a pensar, ¿qué era lo que yo veía de mi cuando me paraba (me
paro), frente a un espejo? Y la respuesta fue, veo una mujer. Solo eso.
Veo una mujer que a veces está
feliz, otras veces está preocupada, otras quiere conquistar al mundo, otras no
quiere bañarse ni pararse de la cama, otras solo quiere sentarse a leer o ver
una película. Una mujer que le gusta jugar roles con la ropa que usa y
entonces, a veces elige ser una ejecutiva formal, otras veces quiere sacar a la
mujer sexy, a la rockera, a la bruja, o solo quiere divertirse y llamar la
atención con las prendas que acaba de comprar, que le traen buena suerte, o con
las que sencillamente, ama ponerse.
Pero pensé más y hasta concluí, que
tal vez yo sufría de “antianorexia”, pues contrario a lo que le pasa a quienes
padecen estos desórdenes alimenticios, cuando me veo en el espejo, no veo una
mujer más gorda de lo que realmente soy, aunque aclaro, tampoco es que vea una
mujer flaca, solo una mujer con distintos estados de ánimo o ganas para asumir
el nuevo día. Solo eso.
Nunca me paro frente al espejo
para martirizarme por no tener el cuerpo “ideal”, o al menos el estándar que
nos imponen los medios de comunicación, o para recalcar los defectos, o
detectar una y otra vez, esos puntos que una cirugía estética debería corregir.
No, no lo hago.
Y también me pregunto, qué es lo
que ven todas esas mujeres famosas, con caras bonitas y cuerpos de reinado de
belleza, cuando se paran frente al espejo, para tomar las desacertadas
decisiones, que terminan desfigurando sus rostros, con narices que no parecen
narices, con mentones agrandados o labios deformados, o cejas inmovilizadas,
para no hablar de tetas o colas, cirugías que con todo respeto señores
cirujanos, nunca salen bien. Porque nada se nota más que una cola operada.
Hace unos días escuché a una
experta hablar sobre, “Por qué pensar que eres feo es dañino”, y tiene razón, es
dañino mirarse al espejo solo para ver que “esa imperfección”, sigue ahí.
Mirarnos al espejo debería ser para tener una impresión de cómo nos van a ver
los otros, si el maquillaje quedó bien, si la ropa combina o coordina, si
proyecto lo que pensé con esa ropa, si el peinado me quedó chévere, pero no
para ver una y otra vez, y otra vez, esa “imperfección” mental que tenemos y
que no nos deja ver a la mujer que está al frente. Solo eso.
¡Nos seguimos leyendo!
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